lunes, 1 de octubre de 2007

Tiempo, no te vayas



Tiempo, no te vayas

Tiempo, estoy tranquilo, no te vayas.
Que te detengas en la llave de las respuestas;
no te transformes en caminos de polvareda
entre lágrimas humildes
y oídos que no escuchan nada. No te vayas
con el olor de rumbos que ocultan el aire
y el día con zapatos cansados
que estiran las teclas de los minutos
con sílabas mirando las cruces de la indiferencia
asomando a la ventana que espera los gritos
de la huida; que te detengas,
que venga la boca de la tristeza con cobija vencida,
el dolor que ahoga se pierda
en las gotas disfrazadas de música
y las palabras se rían de los secretos
respirando el ciego momento del futuro.
Que estiren la voz de horas
con nombres y recuerdos,
que las sombras sean breves en un galope firme
de luz; que los sueños vivan
desterrando los juegos de mareas
de ojos cerrados y abiertos.

Tiempo, no te vayas; me vestiré de vida eterna
en este momento.

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Ricardo Serna G.

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