domingo, 30 de septiembre de 2007

Háblame




HÁBLAME

Y de tu reino,
háblame, como tu sabes,
procedente del cielo,
poco a poco, del infinito abierto,
con las ricas luces divinas,
con la palabra disfrazada de murmullo,
donde el viento enciende la luna con sus mensajes.
Veremos surgir los cuadros y los vestidos de fiesta,
las madres y las hijas de la blancura aferradas a sus
bondades,
la ausencia descubierta con corazón de vida y miedo,
y la boca de lo eterno bebiendo mis ojos;
donde un chorro de agua limpie mi vieja costra.
Veremos correr los fantasmas sordos y mudos,
las herramientas oxidadas del desierto,
la sangre en su silencio
y las huellas de los deseos absurdos,
donde una voz, la Voz del cántico nuevo resurja.
Oiremos la bocanada de aire dentro del espíritu,
las fibras batir con sus alas los males,
los sentidos brotar más allá de la indiferencia
y amarremos con sus hilos de encanto
por la faz de tu santo poema.

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Ricardo Serna G.

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